Tenemos un ministro de Deportes, apellidado Iceta, alérgico al gimnasio, pero que baila de dulce y ahora, para redondear el esperpento, nos quieren endosar al frente de la Federación Española de Fútbol a la dicharachera Pam o a cualquiera de las alucinadas de la ‘Banda de la Tarta’, que elaboró el bodrio de la Ley del Sí es Sí.
Sueña a coña, pero es que estos de la Coalición Frankenstein son capaces de cualquier cosa.
Yolanda Díaz, esa que ayer hizo un ridículo sideral cuando una reportera extranjera le preguntó en inglés por los enredos de Rubiales, cree que Jenny Hermoso cobra menos que Vinicius ‘por ser mujer’.
Y anuncia la vicepresidenta de Pedro Sánchez que despachará inspectores de Trabajo y Seguridad Social a fiscalizar las condiciones salariales de las jugadoras.
No, bonita no.
La razón por la que las futbolistas cobran menos que los futbolistas sólo se debe a que generan muchos menos ingresos.
Salvando las distancias, es el mismo motivo por el que Kendall Jenner, la hermana pequeña de Kim Kardashian, que es en estos momentos la modelo más solicitada de la industria de la moda, se embolsa al año 22 millones, y el norteamericano Sean O’Pry, su equivalente varón, apenas llega al millón y medio.
Y les aseguró que ambos, Kendall y Sean, hacen mas o menos lo mismo, encima y debajo de la pasarela, aunque a casi todos nos guste más ella que él.
Miren… el Mundial masculino de Qatar generó 7.000 millones de euros.
El mundial femenino de Australia, del que España emergió campeona, ha dado como resultado unos 500 millones: 14 veces menos.
Subraya excitada la comunista Yolanda que «las diferencias retributivas tienen que estar motivadas y ser objetivables y razonables”.
Pues claro. Por eso cobra más Carlitos Alcaraz que Paula Badosa.
No te enteras, Yoli.
